Aunque las ediciones ya no incluyen el patinaje, este maratón siempre fue simbólico para todos los patinadores por ser de los primeros y la cantidad de ediciones que llevaba, y para mi porque sus fechas eran ideales para proponer el desafío a quienes aún no habían vivido la experiencia. La tradición era hacerlo en grupo llegando todos juntos a meta.
El objetivo siempre era el de bajar de las 2 horas en equipo, todos juntos a la vez pasando por meta. Para quienes se enfrentan a su primer maratón es complicado mantener el ritmo sin experiencia siquiera en colaborar con otros patinadores o trabajar en pelotones con miembros de otros clubes. Cuando el pelotón lo formamos entre todos las ayudas con relevos, empujes y ánimos a quienes pasen momentos de debilidad por parte de los fuertes o los experimentados forman parte de la aventura y reto. Así pues, la experiencia del Maratón Martín Fiz no sólo incluía vivir el primer maratón, sino aprender de que en equipo siempre se gana disfrutando de las ayudas, rebufos, y animos que los más fuertes ofrecen a los más débiles del grupo.
Las participaciones en Vitoria siempre fueron un viaje de placer con un fin de semana completo en el que se disfrutaba de la ciudad y la presencia multitudinaria de patinadores. Es una lástima que el Maratón Martín Fiz no incluya ya el patinaje en sus ediciones.